Pocos animales existen con tal cantidad de leyendas como el ciervo. Desde las primeras representaciones en las pinturas rupestres, la antigua Grecia y su mitología, la cultura precolombina, los mitos celtas, hasta la simbología en China y Oriente, entre muchas otras civilizaciones.
Ya en la prehistoria, fue considerado como el árbol de la vida, con un significado implícito con la fertilidad y la transformación del joven en adulto y del paso a la vejez, todo un misterio por aquel entonces.
A la vez, para las culturas precolombinas también tenía una relación con el ciclo de la vida, en concreto con el espíritu y el cuerpo que se renuevan, con los brotes de los cuernos. Y para los nativos de América del Norte, el ciervo también era símbolo del renacer y de la longevidad. Mientras que para la cultura china es justo lo contrario, el ciervo tiene una connotación de infecundidad pero, en cambio, de fortuna y de felicidad (¡qué paradojas!). De hecho, “ciervo” y “abundancia” se pronuncian prácticamente igual en chino.
El venado, rey de leyendas, protector de la luz
Pero el gran denominador común que comparte con la gran mayoría de las culturas es que el ciervo es considerado como un animal asociado a la luz, al sol, al fuego… Como un mensajero entre lo celestial y lo terrenal. Y por lo tanto, protector de esta luz y, sobre todo, enemigo de la serpiente (no son pocas pinturas en las que un ciervo sale pisoteando a éstas, símbolo de la victoria sobre las tentaciones).
Por ello, por ejemplo en los mitos celtas, además de ser considerado como uno de los animales más antiguos, el ciervo es la fuerza de la luz ante las tinieblas y el conductor de los espíritus.
Uno de nuestros grande símbolos que nos ha llegado en la actualidad, es la asociación con la diosa Artemisa y con Diana (romana). Más allá de mitologías, para griegos y romanos, el ciervo poseía una perfecta intuición y lucidez, capaz de distinguir entre plantas curativas. En definitiva, guía para indicar el buen camino.
Otro gran símbolo que nos ha llegado es a través de los budistas. Para ellos el ciervo también es el animal del conocimiento y la probidad. Y muchas veces acompaña, con dos ciervos en ambos lados, a su gran símbolo, el dharma chakra, la Rueda. Esto es debido a que el lugar donde Buda contó su primera lección, en Sarnath, atrajo incluso a los animales, sobre todo a los ciervos-. Por ello, pasó a ser el Parque del Ciervo.
En definitiva, el ciervo es protagonista de tantas leyendas porque desde siempre ha encantado a la humanidad.
Por ello, al igual que en las pinturas rupestres ya ilustraban al ciervo, ahora se nos hace irresistible también para vestir nuestras paredes, llevarlos siempre encima en forma de collares y un sinfín de posibilidades que te ofrecemos en nuestro catálogo de productos de ciervo.
Fotografía 1: Mark Cataldo
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